domingo, 6 de abril de 2014

Matrimonio Hecho en el Cielo

¿Por qué es tan importante el concepto de que "los matrimonios están hechos en el Cielo"? Por más increíble que parezca, es la base para la armonía del hogar.



En el sentido espiritual, la unidad conyugal es una entidad preexistente. Tanto marido y mujer son parte de un todo que D-s se propuso unir por medio del matrimonio. El Zohar describe el matrimonio como la unión de dos medias almas. A estas mitades se les confirió dos cuerpos separados cuando el alma descendió a la Tierra, sólo para que se volvieran a reunir en el matrimonio. Este vinculo de las almas está predestinado de forma Divina.

Sin embargo, el viaje entre el encuentro y la verdadera reunión de las dos medias almas es largo y absorbente. Muchos cometen el error de suponer que si pudieran lograr encontrar al compañero espiritual de entre el mar de almas, el resto seria fácil. La pareja vivirá "feliz para siempre" puesto que su matrimonio fue "hecho en el Cielo". En realidad, descubrirse uno a otro es un proceso que dura toda la vida. Implica hacer frente a las dificultades, lo que ayuda a que cada uno averigüe de qué se trata la otra mitad de su alma, así como a tener una mejor comprensión de lo que contiene su propia mitad.

En nuestra época, cada matrimonio constituye una réplica del matrimonio original de Adam y Javá. Si el nombre de nuestro cónyuge fue decretado en el Cielo cuarenta días antes de nuestra concepción, es obvio que nuestro matrimonio tiene el sello de aprobación de D-s al igual que lo tuvo el matrimonio de Adam y Javá. ¿Quién no experimentó la sensación de que la mano de D-s nos condujo el uno hacia el otro? Y sin embargo dudamos; vacilamos internamente; comparamos nuestra relación con la de nuestros amigos, sin darnos cuenta de que solamente existimos nosotros dos, nadie más. La creencia absoluta de que ya estaba resuelto que nos casáramos con nuestros cónyuges nos lleva a tener conciencia de que D-s está entre nosotros; que D-s nos ha estado guiando y seguirá guiándonos a través de los altibajos y vicisitudes que hay que enfrentar para convertirse en uno solo en el matrimonio. 

¿Cuándo podremos alcanzar la misma alegría que Adam y Javá?
Cuando el compromiso hacia nuestro cónyuge sea absoluto y estable.

La lección de Adam y Javá es el primer paso. En tanto aceptemos a nuestros cónyuges como al que D-s destinó para nosotras, podremos ahorrar las energías para el arte más sutil y complicado de lograr que nuestros matrimonios sean verdaderamente felices y vitales.

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