jueves, 9 de octubre de 2014

Sucot: Los cuatro misterios de Shlomó HaMelej

Tres cosas me resultan maravillosas, y cuatro no las sé. 
Proverbios 30:18


Pese a toda la sabiduría concedida a Salomón... las Cuatro Especies lo desconcertaron. Como está escrito: "Tres cosas me resultan maravillosas" - éstas son: la Ofrenda de Pesaj, la matzá y el maror [que se comen en el seder de Pesaj]; "y cuatro no las sé" - éstas son las Cuatro Especies [que se toman en Sucot]. -Midrash Rabá, Levítico 30:14.

La Torá ordena que en Sucot tomemos las "Cuatro Especies", el etrog (citrus), el lulav (una rama cerrada de palmera datilera), el hadás (rama de mirto) y laaravá (rama de sauce).  


Como es frecuentemente el caso, la "Torá Escrita" (el Pentateuco o "Cinco Libros de Moshé") transmite el mandamiento en unas pocas palabras misteriosas, dejando en manos de la "Torá Oral" (la interpretación tradicional de la Torá Escrita enseñada por Moshé y transmitida de una generación a otra) descifrar el significado implícito en la instrucción de la Torá Escrita. 


En la Torá Escrita, el versículo acerca de las Cuatro Especies dice: Y tomaréis para vosotros... el fruto espléndido de un árbol, ramas de dátiles, la rama de un árbol frondoso y aravot del río... El Rey Salomón, cuenta el Midrash, se sintió fascinado por este versículo. "¿Quién dice que el "fruto espléndido de un árbol" es el etrog?", preguntó. "¡Todos los árboles frutales producen fruto espléndido! [En cuanto a] "ramas de dátiles", la Torá nos dice que tomemos ramas, en plural... sin embargo, tomamos un lulav, el corazón sin abrir de la palmera. ¿Y quién dice que la "rama de árbol frondoso" es el mirto?... Y en cuanto a las "aravot del río" - todos los árboles tienden a crecer cerca del agua". 

¿Cómo, en efecto, sabemos que "el fruto espléndido de un árbol, ramas de dátiles, la rama de un árbol frondoso y aravot del río" son el etrog, el lulav, el mirto y el sauce? 
El Talmud, que sintetiza cuarenta generaciones de tradición oral de la interpretación de la Torá, identifica las "Cuatro Especies" a través de una serie de interpretaciones homiléticas de las palabras hebreas empleadas por el versículo. 


La pista en cuanto a la identidad del "fruto espléndido de un árbol" se oculta en la palabra hadar ("espléndido"), que también puede leerse como ha-dar, "aquél que mora". El etrog es único en que mientras otros frutos tienen cada cual una temporada particular en la que crecen, el etrog "mora en su árbol todo el año", continuando creciendo y desarrollándose bajo una variedad de condiciones climáticas. 


En cuanto al lulav, la Torá ciertamente escribe "ramas de palmera", pero la palabra kapot ("ramas de") es deletreada sin la letra vav, significando que también puede leerse kapat, "la rama de", en singular. Además, la palabrakapot también significa "atado", implicando que debemos tomar una rama cerrada ("el corazón de la palmera"). Así, la Torá Oral identifica la segunda de las Cuatro Especies como el lulav. 


Hay muchos "árboles frondosos" en cuyas ramas "las hojas cubren completamente el tallo"; pero la palabra hebrea avot ("frondoso") también significa "plegado" y "como soga". En consecuencia, la "rama de árbol frondoso" (anaf etz avot) es identificada como la rama del mirto, cuyas hojas crecen superpuestas en nudos de tres, dándole el aspecto de una soga plegada. 


Hay otra planta que se adapta a esta descripción -el hirduf (nerium adelfa)- pero el Talmud rechaza esa posibilidad como inconsistente con la norma de que "sus caminos [los de la Torá] son caminos de agradabilidad, y todas sus sendas son paz" (el hirduf es una planta espinosa y venenosa). 


Las aravot del versículo son identificadas como ramas de sauce en razón de la tendencia del sauce a crecer cerca de agua y de la forma estirada de sus hojas (como un río). Otra marca identificatoria de la aravá es que las matas de sauce tienden a crecer en grupos tupidos (la palabra aravá se relaciona con la palabra ajavá, "hermandad"). 


Seguramente el Rey Salomón, el más sabio de los hombres, era tan experto en los modos de exégesis de la Torá como los Sabios talmúdicos cuyo análisis se resume arriba. Como sea, hay muchos pasajes misteriosos en la Torá donde leyes se derivan de dobles significados y formas variantes de deletreado de sus palabras. La dramática declaración de Salomón con respecto al etrog, el lulav, el mirto y el sauce -"[Tres cosas me resultan maravillosas] y cuatro no las sé"- debe encerrar un significado más profundo, uno que hace al sentido interior de las Cuatro Especies tomadas en Sucot.

Cuatro Especies de Hombres

Las Cuatro Especies, dice el Midrash, corresponden a cuatro tipos de personas. 

La misión de vida del hombre consiste de dos desafíos básicos: estudiar y hacer. La Torá es el vehículo mediante el cual logramos el conocimiento de nuestro Creador y el discernimiento acerca de la esencia de la vida; las mitzvot, los mandamientos Divinos, son los medios a través de los cuales construimos un mundo mejor y más santo, desarrollando la creación física para convertirla en un "hogar para Di-s". 
Estos dos empeños definen las cuatro personalidades representadas en las "Cuatro Especies". 
El etrog, que tiene tanto un sabor delicioso como un aroma placentero, representa al individuo perfecto que tanto estudia como logra. El lulav, siendo la rama de la palmera datilera, produce frutos que poseen sabor pero no aroma; éste es el retrato del erudito ermitaño que crece en sabiduría pero evita el mundo de la acción. El oloroso pero insípido mirto es el activista cuya profusión de buenas acciones consume todo su tiempo y energía. Finalmente, el insípido e inodoro sauce representa a la persona que no estudia ni hace, sin llevar a concreción su potencial intelectual ni su capacidad para mejorar el mundo. 
En Sucot, concluye el Midrash, estas "Cuatro Especies" son "atadas todas juntas en un fardo", siendo cada una parte integral de la comunidad de 
Di-s.


La Fruta Atormentada

En vista de esto, podemos comprender las cuatro cosas que fascinaron al más sabio de los hombres. 

Si la "fruta espléndida" en las Cuatro Especies representa la armonía de estudio y realización, ¿por qué es ésta la fruta que "mora en su árbol todo el año"? Uno esperaría semejante perfección en una fruta madurando en la serenidad, en un clima singularmente armonizado con su naturaleza y necesidades; no de una cuyo desarrollo se ve agitado por condiciones siempre cambiantes. Y aún así, una y otra vez nos encontramos con que las más grandes vidas son aquellas cercadas por las vicisitudes y el desafío; que las personalidades más equilibradas son forjadas por la necesidad de tratar con circunstancias cambiantes y de adaptarse constantemente a ambientes y climas nuevos. 
Este, para el Rey Salomón, era uno de los mayores misterios de la vida. ¿Cómo nutre la vacilación el crecimiento? ¿Por qué es que el individuo que disfruta de una existencia serena no es, ni por asomo, tan "fragante" y "delicioso" como aquel golpeado por las vicisitudes de la vida?


Hojas Prensadas

Tampoco el lulav dio sosiego al Rey Salomón. ¿No es la naturaleza misma del discurso intelectual lo que produce opiniones y conclusiones variadas? En las palabras del Talmud: "Los eruditos de la Torá se sientan en grupos numerosos y estudian la Torá. Un grupo considera una cosa impura, y otro la considera pura; un grupo prohíbe un acto y otro lo permite; uno descalifica algo y otro lo considera apto". 

De modo que cuando el versículo habla de "ramas de dátiles", somos proclives a comprender estas palabras en su sentido literal y plural. Pues si la segunda de las Cuatro Especies alude al erudito de Torá, a la mente humana entregada a asimilar la sabiduría Divina, ¿no debería consistir de dos ramas de palmera, acorde a la naturaleza plural del intelecto? ¿No deberían estar sus hojas abiertas y extendidas, señalando las diversas direcciones a las que el examen racional de un concepto conducirá cuando la mente se embarque en ello? 
Sin embargo, el lulav dispuesto por la Torá es una única rama cerrada, con sus hojas fusionadas en una varilla única apuntando a una única dirección. Como concluye el arriba citado pasaje talmúdico: "Si una persona preguntara entonces: ¿Cómo, pues, puedo estudiar Torá? Es que todo fue recibido de un único pastor" 
Este era el segundo de los misterios que cautivaron al Rey Salomón. ¿Cómo se relacionan la tropilla de opiniones y perspectivas de la Torá con su "único pastor"? ¿Cómo puede encauzarse la sabiduría Divina a través del múltiple mundo de la razón humana y perdurar como la verdad singular de un Di-s singular?


La Ramita Plegada

La tercera de las Cuatro Especies representa el aspecto "acción" de la vida, la manera en que satisfacemos el propósito de la Creación con las acciones físicas de las mitzvot, construyendo por su intermedio una "morada para Di-s en el mundo físico"[14]. 

Así, la Torá identifica el mirto aludiendo a su aspecto "replegado", debido al hecho de que sus hojas crecen en grupos de tres: el número "tres" representa el plano de la acción, que es la tercera de las tres "vestimentas" o vehículos de expresión del alma (el pensamiento, la palabra y la acción)[15]. 
Aquí se oculta lo que probablemente sea el más profundo de todos los misterios. ¿Cómo puede el acto finito y mundano "albergar" la esencia Divina? 
De hecho, la ramita replegada que viene a la mente al pensar en el mundo físico ¡no es el oloroso mirto, sino el cortante y venenoso hirduf! 
Con todo, es en el mundo material donde Di-s eligió hacer Su hogar. Es el acto físico al que El impartió la capacidad de servir como la forma más excelsa de comunión con El por parte del hombre. ¿Por qué? Para el más sabio de los hombres, éste era uno de los cuatro fenómenos sobre los que sólo podía decir: "No lo sé".


Hermandad de Arboles

El cuarto de los misterios de Salomón concierne al sauce, una planta sin fragancia ni sabor, desprovista de estudio así como de actos. 

¿Por qué se cuenta este espécimen entre las "Cuatro Especies"? El versículo mismo responde esa pregunta al referirse al cuarto tipo como "aravot del río". 


El sauce podría no exhibir cualidad positiva alguna, pero sus raíces están hincadas en los bancos de su río ancestral y son nutridas por las aguas de su patrimonio. También él es hijo de Avraham, Itzjak y Iaacov; también por sus venas corren el amor y el temor a Di-s que aquellos legaron a todos sus descendientes. 

Otra característica del sauce es que "crece en hermandad". Esto alude a un aspecto único del "sauce" humano: tomado aisladamente, podría no mostrar un único logro o característica positiva; pero cuando es reunido en comunidad, el aura de santidad que satura a cada alma individual sale repentinamente a la luz. Así, nuestros Sabios nos dicen que la Presencia Divina descansa sobre una reunión de diez individuos (el número que conforma una "comunidad"), aun si no están abocados al estudio de la Torá o al cumplimiento de una mitzvá[16].
Este es también el significado del minián (el quórum de diez varones adultos requerido para recitar determinadas plegarias): diez individuos reunidos representan un salto cuántico de santidad. Diez campesinos ignorantes forman un minián, mientras que nueve eruditos piadosos no. 


Esto es lo que mistificó al Rey Salomón en cuanto al sauce. ¿Cómo es que diez "nadas" suman un "algo"? Si cada uno por sí mismo no posee expresión visible de su santidad innata, ¿cómo cambia eso cuando diez de ellos se juntan? Todos los árboles crecen del agua, meditó el más sabio de los hombres; ¿qué singulariza a los sauces, ganándoles un lugar entre las "Cuatro Especies"? ¿Simplemente el hecho de que crecen cercanamente juntos?

Imposibilidades Axiomáticas

Si pensamos acerca de estos misterios, estos son tan enigmáticos y escurridizos hoy como cuando el Rey Salomón reflexionó al respecto hace treinta siglos. Pero nosotros comúnmente no pensamos en ellos del todo, tan hondamente están insertos en nuestra realidad. A pesar de su lógica incomprensibilidad, éstas son verdades obvias y siempre actuales en nuestras vidas. 

¿Por qué la vacilación y la privación nutren el crecimiento? ¿Cómo puede una verdad singular encarnar ideas contradictorias? ¿Por qué un simple acto físico nos eleva a niveles de santidad y Divinidad incomparables siquiera a los de la experiencia espiritual más trascendente? ¿Cómo se transforma mágicamente un número de seres humanos ordinarios cuando son entretejidos en una comunidad, superando enormemente la suma de sus partes individuales? 
El Rey Salomón no podía explicar estos misterios; ciertamente, nosotros no podemos. 
Pero los reconocemos como axiomáticos a nuestras vidas, como cuatro piedras angulares de nuestra existencia que portan el sello de un Creador dentro de cuyo infinito los seres opuestos se combinan y las verdades paradójicas moran armoniosamente.


Maravilloso e Ilógico

Así, las "Cuatro Especies" evocaron en el Rey Salomón el reconocimiento de que "no las sé", mientras que las tres mitzvot de Pesaj sólo "me resultan maravillosas". Lo que asombró al Rey Salomón sobre Pesaj era el hecho de que a una nación indigna -en las palabras del Midrash[17]: "¿Con qué son estos diferentes de estos? ¡Estos (los egipcios) son idólatras, y estos (los israelitas) son idólatras!"- se le dieron los obsequios de fe (matzá), libertad (la Ofrenda de Pesaj) y perseverancia (maror). 

Di-s eligió sacarnos de Egipto y nos hizo Su pueblo únicamente en mérito de nuestros tres ancestros, quienes encarnaron estas tres características: a causa de la fe de Avraham (quien observó la mitzvá de matzá[18]), la autotrascendencia de Itzjak (quien comió de la Ofrenda de Pesaj[19]), y la perseverancia de un Iaacov acuciado por las aflicciones[20]. 


Esto era, de hecho, maravilloso -que Di-s eligiera una nación como Su pueblo elegido por ningún mérito propio-, 
pero no ilógico. Es un acto que trasciende la razón, pero no la contradice. 
Por otra parte, las cuatro paradojas encarnadas por las "Cuatro Especies" de Sucot son imposibilidades lógicas, impulsando al Rey Salomón no solamente a expresar sorpresa, sino a proclamar: "no las sé". 

Esto refleja también las respectivas posiciones de Pesaj y Sucot en el calendario judío. El año judío tiene dos "cabezas" o principios: Nisán, el mes del Exodo, y Tishrei, el mes en que fueron dadas las "Segundas Tablas" a Israel luego de que estos se arrepintieran del pecado cometido con el Becerro de Oro, y se les otorgara un nuevo comienzo en su relación con Di-s. 


Nisán representa el servicio Divino del tzadík (el individuo perfectamente justo); Tishrei, el del baal teshuvá (el "retornante" o penitente). La perfección deltzadík trasciende nuestro mundo finito para relacionarse con la "maravillosa" (o sea, supra-racional e infinita) luz de Di-s; el baal teshuvá, sin embargo, llega más alto aún, relacionándose con la "incomprensible" esencia de Di-s que no solamente trasciende los límites de razón y existencia, sino que es la paradoja maestra y la fuente armoniosa de las fuerzas y verdades contrarias que saturan nuestro mundo.

Basado en Reshimot #62, págs. 16-20


miércoles, 1 de octubre de 2014

Leyes del Ayuno de Yom Kippur.

"La sagrada Torá nos enseña que los preceptos fueron entregados para vivir con ellos y no para morir por su causa."


Todas las personas mayores deben ayunar el día de Kippur, incluso las embarazadas y parturientas, a menos que su situación personal se lo impida. De todas formas es necesario consultar una autoridad en halajá que indique cómo proceder correctamente, ya que no se debe actuar en forma indiscriminada incluso si se desea asumir una conducta estricta y ayunar cuando no debe hacerlo, ya que esto pondría en peligro la vida o la integridad física de la persona y la sagrada Torá nos enseña que los preceptos fueron entregados para “vivir con ellos” y no para morir por su  causa, como está escrito: "Y vivirás con ellos." Incluso ante una situación dudosa es preciso abstenerse y guardar la salud. Cuando nuestro maestros Rabi Ovadia Yosef, Shlit”a, se desempeñaba como rabino principal de Tel Aviv y posteriormente, solía visitar los hospitales para interiorizarse de aquellos enfermos cuya situación era delicada y no podían ayunar, para convencerlos de que no ayunen. Y citaba lo escrito por el Radba”z (Rabí David Ben Zimra z”l s. XV) quien escribe que la persona que se niega a recurrir al médico aduciendo que él confía en D-os, es un tonto piadoso pues la Torá autorizó a los médicos a curar a los enfermos y por lo tanto la persona debe proceder según las reglas de la medicina tras consultar una autoridad halájica competente. 
  
Existen personas cuya enfermedad se controla por medio de medicamentos y por lo tanto no representa un peligro el Ayuno, sin embargo el abstenerse de tomar la medicación sería de hecho peligroso. En estos casos es preciso consultar una autoridad halájica que indique cómo debe conducirse. Esta situación es común entre personas que toman medicación psiquiátrica o que padecen enfermedades crónicas; estos trastornos en ocasiones pueden definirse como enfermedades de peligro para la halajá. 
  
Las personas que deben comer en Kippur pueden hacerlo normalmente sin restricción ya que ningún precepto de la Torá puede oponerse a la salud de la persona. Sin embargo, en general no es preciso comer de una sola vez una gran cantidad de comida y se puede tomar bocados de hasta 30 gs. En sólidos y 40 gs. en líquidos haciendo pausas entre cada bocado de diez minutos, tanto entre los sólidos como éntre los líquidos.  Y en la víspera de Kippur debe preparar los bocados o las porciones de 30 gs. así como un utensilio para medir los 40 gs. de líquidos. A este efecto puede servir una mamadera o tetero de niño. 
  
Está prohibido bañarse o lavarse el día de Kippur, incluso introducir un solo dedo en agua está prohibido. De todas formas, la prohibición alcanza sólo el lavado que se realiza por placer, por lo tanto si debe lavarse pues se ensució con barro, etc. puede hacerlo ya que no se trata de un lavado de placer. La inmersión en una “mikve” –baño ritual- se halla prohibida el día de Kippur. 
  
En la mañana debe realizar la “netilat yadaim” sólo hasta los nudillos, vertiendo agua tres veces como lo hace habitualmente y pronunciar la bendición correspondiente “al netilat yadaim”. 
  
No se debe lavar la cara el día de Kippur, a menos lo haga para higienizarse, por ej. si se le acumuló lagaña en los ojos, en este caso puede lavarse para eliminar la suciedad. La persona delicada que de no lavarse la cara se siente incómoda y debe necesariamente hacerlo, puede lavarse. Los ashkenazim son más estrictos al respecto y no autorizan el lavado de la cara a menos que lo haga para higienizarse.

¡Qué tengan un ayuno fácil! ¡Tzom kal lekulam!