jueves, 30 de enero de 2014

- Orgullo -

Dijo Rabi Moshé de Kobrin: El orgulloso carece de entendimiento, pues si realmente tuviese entendimiento, comprendería que no tiene ningún motivo por el cual enorgullecerse...

¿Y por qué no existe motivo alguno por el cual realmente enorgullecernos?



En primer lugar, porque todo lo que somos y todo lo que tenemos, es porque Hashem nos permite poder ser aquello que somos y tener aquello que tenemos; y si Hashem dispusiese que dejemos de ser lo que somos o de tener lo que tenemos, no tiene ningún impedimento que le impida lograrlo.

En segundo lugar, porque todo lo que somos y todo lo que tenemos es mientras jugamos "el juego de la vida" mientras permanecemos en éste mundo; siendo que en el mundo venidero lo único que cuenta es aquello que hicimos con lo que somos y aquello que brindamos al mundo a partir de lo que tenemos.

En tercer lugar, nada de lo que somos o de lo que tenemos es tampoco cien por ciento perfecto, y si Hashem nos mostrase todos los defectos que tenemos o que nuestras cosas tienen, seguramente que no sólo que no nos enorgulleceríamos, sino que eventualmente incluso quizás nos sentiríamos avergonzados.

En cuarto lugar, en hebreo no existe ni el verbo “ser” ni el verbo “tener”, pues el Único que es realmente es Hashem y el Único que “tiene” realmente también es Hashem (Y cuando alguien quiere decir que tiene algo, dice en hebreo “iesh li”, que significa hay para mí, es decir que ahora lo puedo usufructuar; pero no realmente que lo tengo…).
Por consiguiente, como no hay motivo alguno por el cual realmente enorgullecernos, lo más lógico y conveniente es que siempre mantengamos una actitud de humildad y sencillez frente a todos y cada uno de nuestros semejantes, no “creyéndonos nada ni nadie”, y relacionándonos con gran respeto y decoro hacia todas las personas.

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